miércoles, 22 de junio de 2011

Los orígenes del culto a Apolo


Parece que tanto el Apolo griego como el etrusco llegaron al mar Egeo durante la Edad del Hierro (entre c. 1100 y 800 a. C.) desde Anatolia. Homero le presenta en el bando troyano, contra el aqueo, en la Guerra de Troya. En el Bronce Antiguo (de 1700 a 1200 a. C.) el Aplu hitita y hurrita, como el Apolo homérico, era un dios de las plagas y se parecía al dios ratón Apolo Esmínteo. Hay aquí una situación apotropaica, en la que un dios que originalmente traía la plaga era invocado para acabar con ella, mezclándose con el tiempo por fusión con el dios sanador micénico Peán, que en la Ilíada de Homero era una deidad independiente, el sanador de las heridas de Ares y Hades, En otros autores la palabra pasó a ser un mero epíteto de Apolo en esta faceta de dios de la curación.
Homero ilustró tanto a Peán dios como a la canción con el aspecto de agradecimiento apotropaico o triunfo, y Hesíodo también separó ambas cosas. En la poesía posterior Peán es invocado independientemente como dios de la curación. Es igualmente difícil separar a Peán en el sentido de ‘sanador’ de Peán en el sentido de ‘canción’.
Tales canciones eran originalmente dirigidas a Apolo y posteriormente a otros dioses (como Dioniso, Helios y Asclepio) relacionados con él. Sobre el siglo IV a. C. el peán se convirtió en una simple fórmula de adulación, cuyo objeto era implorar protección contra la enfermedad y la desgracia o bien dar las gracias tras lograr dicha protección. De esta forma Apolo llegó a ser reconocido como dios de la música. Su papel como asesino de Pitón llevó a su asociación con la batalla y la victoria, de donde procede la costumbre romana de que los ejércitos cantasen un peán cuando marchaban y antes de entrar en batalla, cuando una flota abandonaba el puerto y también tras lograr una victoria.
Los vínculos de Apolo con los oráculos parecen también estar relacionados con el deseo de saber el desenlace de una enfermedad. Es el dios de la música y la lira. La curación pertenece a su reino: era el padre de Asclepio, el dios de la medicina. Las Musas eran parte de su séquito, de forma que la música, la historia, la poesía y la danza le pertenecían.

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